Sin lugar a dudas, pero no carente de polémica, Trotsky es el gran vencedor de estas encuestas...
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No solo porque supera por mas del 20% a la segunda de las cuatro opciones posibles, sino que ademas, su candidatura ha sido la que mas sufragistas atrajo en el total de todas las encuestas hasta el momento realizadas. No sabemos como hubieran votados los soviéticos, si hubieran podido, entre Trotsky y Stalin, pero si sabemos que el 50% de los electores de nuestra consulta, se inclinaron por el primero de estos candidatos.
Una interpretación stalinista de la metodología utilizada, podría apreciar la incorporación de la otras 2 opciones como una maniobra menchevique con el claro objetivo de fragmentar la opinión popular y restar caudal a sus posibles simpatizantes. Y sostener luego que el verdadero resultado sería un 50-50. No nos parece creíble. Pero tampoco es cuestión de desoír los reclamos de quienes han puesto en el segundo lugar a Stalin con un 28% de los votos. No, no vamos a desoír a 23 sujetos que portan un pica hielo en la mano; felicitaciones a ustedes también muchachos. Un segundo lugar muy respetable han logrado, pese a las graves acusaciones que pesan sobre tal tendencia. No esta muerto quien pelea, eso lo sabía bien Stalin y también sabía que el que esta muerto si que no pelea más.
Quizás una de las opciones favoritas en la previa (la terna que deshecha ambos lideres), debe hoy vérselas peleando por mantenerse en el 3° puesto. Sorprendente. Solo el 12 % ha decidido renegar de nuestras figuras elegidas para esta consulta. Esto demuestra que el debate planteado aun despierta controversias, mas si se observa que entre los 2 candidatos acumulan casi el 80% del electorado, frente a solo 10 individuos que le cierran la tranquera a estos 2 líderes soviéticos. Zaristas? Anarquistas? Nazis? Liberales? Marxistas - Leninistas a secas? Quien sabe.
Previsiblemente la opción que ocupa el último puesto con el 8% restante, es la que reivindica sin complejos ambas facciones. 7 de los hasta ahora 125 electores han decidido cargar con todas las armas en la lucha revolucionaria. Muchos son los enemigos a enfrentar y pocos los recursos que poseemos como para dejar olvidado algunos en la historia. El cofre de las teorías, victorias, agrupaciones y enseñanzas (errores incluidos) de la experiencia soviética posterior a Lenin no debe ser tirado al mar. ¿Será esta la lógica de la terna que recoge ambos legados? No lo sabemos, pero no estaría mal.
El debate está abierto, y todo comentario será bienvenido sin moderación alguna. Que hablen las urnas!
